El universo para Ulises quizás no llegue a ser una referencia como lo es El Mundo de Sofía, no porque no tenga calidad, que la tiene y mucho, sino porque le falta el atractivo novelístico que sí utilizó Gaarder (a pesar de que no me la termino de leer) haciendo parte activa a una niña, la protagonista, en un mundo mágico.
Ojalá me equivoque, porque la obra es muy buena.
Es un libro que gusta de leer, se disfruta gracias al lenguaje sencillo del autor Juan Carlos Ortega, que demuestra una claridad de ideas en la temática y una facilidad encomiable de hacer fácil lo posiblemente complicado de entender. Es un libro, en definitiva, que engancha.
En sus páginas conoceremos a Demócrito, que se atrevió a decir que todos los puntos del cielo eran estrellas lejanas formando la Vía Láctea pero al que nadie creyó; un Eratóstenes que descubrió que la Tierra era redonda; a Aristarco de Samos y su idea de que la Tierra giraba al rededor del Sol, pero que ya se encargaría Aristóteles y Ptolomeo para seguir promoviendo el geocentrismo y tuvieran que pasar dos mil años para retomar el heliocentrismo; a un super tímido a nivel extremo llamado Henry Cavendish, quien demostró la existencia de los átomos; y a otros archiconocidos como Kepler, Galileo, Dalton, Rutherford, Einstein,... y un largo etcétera, explicándonos desde lo más diminuto, a nivel cuántico, hasta lo más grandioso, el Universo.