sábado, 5 de diciembre de 2015

Singularidad: entre avatares, cyborgs, androides y más allá (II)

Las tres alternativas humanas expuestas en la entrada anterior deberán coexistir, y seguramente enfrentarse, con las siguientes tres formas evolutivas de los robots con inteligencia artificial:

1. Sistemas Operativos con IA (inteligencia artificial): simplemente se trata de un software con el que puedes conversar y que, evidentemente, está dotado de inteligencia artificial. El ejemplo más descaradamente representativo: Her (2013).
Y aquí no se habla de una IA como la que se ha desarrollado hasta la fecha, sino de una inteligencia real, una inteligencia con consciencia (y no me refiero a conciencia sin ese intercalada, sino de consciencia, es decir, de tener conocimiento de sí mismo). Se dice que cuando un robot supera el test de Turing (Alan Turing, 1950) es cuando por fin habremos conseguido una verdadera inteligencia artificial. En este test un ordenador deberá convencer al entrevistador de que realmente habla con un ser humano. Pues bien, parece que esto ya ocurrió en 2014, y en los próximos años se espera un desarrollo exponencial en el mundo de la IA.

Ginoide o robot con apariencia femenina
2. Humanoides con IA: con forma similar al ser humano y dotados de IA. En un primer nivel de parentesco físico, tendríamos robots con brazos, piernas, etc pero con material metálico visible, como en Wall-E (2008), Un Amigo Para Frank (2012), Autómata (2014) o Chappie (2015).
En un segundo grado de similitud, la movilidad del cuerpo y la textura de la piel serían próximos a la de los seres humanos, como en Yo Robot (2004) y en Ex Machina (2015).
El tercer y último grado quedaría reservado para el parecido total con el cuerpo humano. Películas más representativas: I.A. Inteligencia Artificial (2001), la serie Real Humans (2012-2014), su remake Humans (2015) y el final de la película Ex Machina (2015), entre otras.

En este total parecido podemos distinguir a aquellos que imitan la apariencia masculina (androides) y las que imitan la apariencia femenina (ginoides o fembot). En los androides/ginoides comienza el problema ético sobre el enamoramiento y/o las relaciones sexuales con robots. La serie Real Humans y su remake Humans tratan de narrar un futuro donde se convive con estos robots en forma de seres humanos, trabajadores y perfectos amantes, y todos ellos a la orden del ser humano. ¿O tal vez no? Nada de spoilers.

Bueno, todo esto en cuanto a la forma física. ¿Y en cuanto al intelecto?

El experto en inteligencia artificial, David Levy, en su libro Amor y sexo con robots, vaticinaba que en 2050 tendríamos robots diseñados para satisfacer nuestras necesidades sexuales y afectivas. El proyecto Realbotix, de la empresa americana RealDoll en Estados Unidos, está desarrollando las primera muñecas sexuales con IA. En noviembre de 2015 se estrenó la película japonesa Sayonara ("Adiós") que trata la relación entre un robot humanoide y una mujer que ha caído gravemente enferma.

El desarrollo de robots con IA ha sido siempre un tema de preocupación para los científicos, temerosos de que una inteligencia superior a la nuestra termine provocando una guerra donde salgan victoriosas estas máquinas. Tres son las leyes de la robótica promulgadas por Isaac Asimov e implantadas en el sistema operativo del robot para la protección de la humanidad. A saber:
1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o 2ª Ley.

El filme Yo Robot, basado en el libro de Isaac Asimov del mismo nombre, es el argumento que mejor representa esta opción y la que sigue a continuación.

3. No humanoides con IA: como en un inicio los robots con IA están diseñados por seres humanos, es evidente que la apariencia tienda a nuestra semejanza física. En el momento en que se dé vía libre a la inteligencia artificial fuerte (también llamada Strong AI o singularidad tecnológica), la inteligencia de estos robots humanoides sobrepasará la nuestra y serán capaces de crear por sí solos otros seres aún más inteligentes, cambiando el aspecto humanoide por otro infinitamente más versátil (como el final de la película Autómata, 2014) y que, llegado a un extremo, seguramente estén compuestos simplemente por una estructura cuántica inimaginable para nuestro limitado cerebro, donde el sistema binario de 0 y 1 sea desplazado por qubits de 0 y 1 superpuestos. Ya no es sólo un sistema operativo.
Esta tipología de máquinas serán descendientes directos de los robots humanoides, no de los humanos.

La trilogía Matrix (1999-2002), Transcendence (2014) y Yo Robot (2004) podrían ser los ejemplos más representativos.

Y con esta última evolución no humanoide comenzaría la Singularidad con la que abrí el blog, el posible fin de la humanidad, o al menos tal como lo conocemos hoy (puesto que será difícil desgranar dónde acaba el hombre y empieza la máquina), y el inicio de una nueva era robótica.